El acné
Por Daniel Mézquita Farmacéutico, Doctorado en C. Biomédicas
Durante años, el acné ha sido visto como un problema estético. Sin embargo, desde la dermofarmacia sabemos que es una alteración cutánea compleja, multifactorial, con una base inflamatoria y hormonal que requiere un abordaje profesional y empático. No afecta solo a adolescentes: cada vez más adultos acuden a la farmacia preocupados por brotes que aparecen sin aviso, muchas veces asociados al estrés, la alimentación o el uso de cosméticos inadecuados.
Causas: mucho más que “granos”
El acné se origina por una combinación de factores:
- Hiperqueratinización folicular , que obstruye el poro.
- Exceso de sebo , estimulado por andrógenos o cambios hormonales.
- Disbiosis, Crecimiento de Cutibacterium acnes , bacteria comensal que, al proliferar, desencadena inflamación.
- Inflamación cutánea crónica , que perpetúa el ciclo del brote.
Y en general una alteración en la función barrera.
En adultos, además, el acné suele relacionarse con estrés, cosméticos (el llamado “acné cosmético”) y, en mujeres, con desequilibrios hormonales o el síndrome de ovario poliquístico. Es importante diferenciar de lesiones acneiformes (parecen pero no son acné) cuya etiología es diversa.
Tratamiento: combinar ciencia y constancia
En la oficina de farmacia, el farmacéutico es una clave aliada. El tratamiento debe adaptarse a cada piel, equilibrando eficacia y tolerancia:
- Limpieza suave : con syndets o geles no comedogénicos, pH fisiológico y activos calmantes como la centella o flavonoides.
- Tratamiento tópico : Productos suaves de nueva generación como geles osmóticos, flavonoides y niacinamida.
- Hidratación no comedogénica : fundamental para reparar la barrera cutánea. Ingredientes como ácido hialurónico y pantenol ayudan a reducir la secuencia y mejorar la adherencia al tratamiento.
- Fotoprotección diaria : un error frecuente es omitir el protector solar. Los protectores deben ser libres de emlolientes pesados, evitar irritantes como octocrileno, ser formulados a base de minerales y con activos calmantes.
- Apoyo desde el interior : Una alimentación saludable es la clave, el consumo de fibra y alimentos fermentados y probióticos como el kéfir.
En casos más severos, el farmacéutico debe derivar al dermatólogo para valorar tratamientos sistémicos como antibióticos.
Rutina
Día
1.- Dermolimpiador Flavonoides
2. Tónico Exfoliante BHA
3.- Flavonoides de Suero
4.- Suero AcDerm
5.- Fotoprotector mineral
Noche
1.- Dermolimpiador Flavonoides
2.- Tónico centella
3.- Flavonoides de Suero
4.- Suero AcDerm
5.- Suero Retinyl
Puede agregar ácido azelaico en acné moderado sobre las lesiones.
En casos de piel muy grasa y sensible se recomienda el uso de Jabón Natural Rebelion que por su formulación y pH alcalino reduce las lesiones agudas.
Recomendaciones prácticas desde la dermofarmacia
- Evitar manipular las lesiones: retrasa la cicatrización y aumenta el riesgo de hiperpigmentación.
- No usar alcohol ni jabones astringentes. La piel grasa también necesita hidratación.
- Cambie las fundas de almohada y toallas con frecuencia.
- Reduzca el consumo de alimentos ultraprocesados y con alto índice glucémico.
- Apostar por una rutina sencilla: limpieza, tratamiento, hidratación y fotoprotección.
El papel del farmacéutico: educar, acompañar, personalizar
Desde el mostrador, el farmacéutico no solo dispensa productos; acompaña. Educar al paciente en la constancia, detectar efectos adversos tempranos y elegir texturas adecuadas para cada tipo de piel es una labor de prevención y cuidado.
En la dermofarmacia moderna, el acné no se “cura” únicamente con un tubo de crema. Se trata de conocimiento, seguimiento y empatía. La piel es un reflejo de nuestro equilibrio interno y de cómo la entendemos.
Porque más allá de los granos, el acné es una conversación entre la piel y nuestra salud: y en esa conversación, la farmacia tiene mucho que decir.